La violencia de género es una gran lacra social y un importante problema de salud pública.
No es un problema privado, es una violación de los Derechos Humanos que incumbe a toda la sociedad. Las estimaciones mundiales publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que cerca de 736 millones de mujeres (es decir, una de cada tres) sufren violencia física o sexual infligida por un compañero íntimo o agresiones sexuales perpetradas por otras personas, unas cifras que se han mantenido estables a lo largo del decenio más reciente.
En España, contamos con legislación específica que aborda esta problemática como es la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, la cual en su Art. 1.2 establece medidas de protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y erradicar esta violencia y prestar asistencia a las mujeres, a sus hijos menores y a los menores sujetos a su tutela, o guarda y custodia, víctimas de esta violencia.
Asimismo, la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, la cual establece principios de actuación de los Poderes Públicos, regula derechos y deberes de las personas físicas y jurídicas, tanto públicas como privadas, y prevé medidas destinadas a eliminar y corregir en los sectores público y privado, toda forma de discriminación por razón de sexo.
Según revela la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019, elaborada por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, el 57,3% de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de sus vidas (violencia física o sexual en el ámbito de la pareja o fuera de él, acoso sexual o acoso reiterado), lo que se traduce en 11,7 millones de mujeres. Además, el número de denuncias por violencia de género en el año 2021 asciende a 162.848 denuncias, y las víctimas mortales a causa de la violencia de género en este año 2022 ascienden ya a 20 mujeres, según el Portal Estadístico de la Delegación del Gobierno de España contra la Violencia de Género.
Un dato muy significativo que nos alerta de la necesidad de trabajar en ello más y mejor, es que, según datos de la ONU, menos del 40 por ciento de las mujeres que experimentan violencia buscan algún tipo de ayuda.
La OMS advierte que la pandemia del COVID-19 ha expuesto todavía más a las mujeres y a las niñas a conductas violentas a causa de las medidas adoptadas, como los confinamientos y las mayores dificultades para acceder a los servicios de apoyo vitales. Ello ha dado lugar a una “pandemia oculta” de todos los tipos de violencia contra las mujeres y las niñas, como demuestra el incremento de los casos notificados. Según las Naciones Unidas los efectos de la pandemia podrían revertir los escasos logros que se han alcanzado en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en el año 2021 se registraron en España 30.141 mujeres víctimas de violencia de género. El número de mujeres víctimas de violencia de género aumentó un 3,2% en el año 2021.
A través de nuestra experiencia profesional en el “Programa para la sensibilización y prevención de la violencia de género en mujeres inmigrantes – Mujeres Seguras y Libres”, y el programa “Estrategias de afrontamiento para combatir los estereotipos y prejuicios xenófobos” de la Asociación Columbares, nos planteamos la creación este proyecto. La necesidad surge de la práctica profesional diaria, en la que hemos podido observar (tanto en la relación directa con las mujeres víctimas de violencia de género, como con las y los profesionales que trabajan en éste) la urgente necesidad de abordar desde diferentes perspectivas los conflictos emocionales de aquellos profesionales que atienden e intervienen con colectivos vulnerables, específicamente, en este caso, con mujeres víctimas y supervivientes de la violencia.
Nos parece necesario e innovador, habida cuenta de que no existen precedentes de estudios como el que aquí planteamos, comenzar con una investigación profunda y exhaustiva, de la cual se puedan obtener información y conclusiones acerca del autocuidado y los niveles de bienestar emocional de las y los profesionales que trabajan con mujeres supervivientes de la violencia de género. Esperamos que esto de paso a nuevas investigaciones, y a la creación de nuevos recursos, protocolos y procedimientos.
